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Adela Navarro Bello

02/11/2016 - 12:00 am

Los adelantados ante el vacío

¿Hace cuánto terminó el sexenio de Enrique Peña Nieto? Oficialmente concluye el 30 de noviembre de 2018, pero desde hace meses el Presidente de México está ausente. Aprovecha actos de relumbrón, inauguración de obra, conmemoración de actos históricos, develación de placas, arranque de programas, presentación de proyectos y recepciones a mandatarios foráneos -y uno que […]

a Casi Dos Años De La Próxima Elección Presidencial Y Antes De Las Elecciones Del Hay Quienes En El ámbito Nacional Y Ante Al Vacío De Un Verdadero Poder Ejecutivo Ya Se Adelantaron En Sus Aspiraciones Dejando Al Presidente Marginado Foto Cuartoscuro
a Casi Dos Años De La Próxima Elección Presidencial Y Antes De Las Elecciones Del 2017 Hay Quienes En El ámbito Nacional Y Ante Al Vacío De Un Verdadero Poder Ejecutivo Ya Se Adelantaron En Sus Aspiraciones Dejando Al Presidente Marginado Foto Cuartoscuro

¿Hace cuánto terminó el sexenio de Enrique Peña Nieto? Oficialmente concluye el 30 de noviembre de 2018, pero desde hace meses el Presidente de México está ausente. Aprovecha actos de relumbrón, inauguración de obra, conmemoración de actos históricos, develación de placas, arranque de programas, presentación de proyectos y recepciones a mandatarios foráneos -y uno que otro candidato republicano, claro-, para salir y recitar una de sus memorables frases, “Ya supérenlo”, “Pido perdón”, “No creo que ningún presidente levante pensando cómo joder a México”, y así, sólo para volver al ostracismo que le ha caracterizado en las últimas fechas.

Al Presidente de México no le ha ido nada bien. Fuera del primer año cuando en acuerdo con la oposición le aprobaron las reformas estructurales, el resto del sexenio es poco halagador para él. Los crímenes de alto impacto, Tlatlaya, Tanhuato, Ayotzinapa, Apatzingan, lo superaron no solo por la magnitud de las muertes, sino por la impunidad que rodea los casos sin resolver.

La corrupción también sobrepasó al Presidente de tal modo que, a estas alturas, quizá ya se dio cuenta que pedir perdón no lo es todo, cuando vivimos en una sociedad que observa el cinismo político y no la justicia. Desde hace meses la popularidad del Presidente Enrique Peña Nieto ha ido de picada. La población no está mayormente de acuerdo con su forma de gobernar. Los reclamos, denuncias, señalamientos y otros desplantes de la sociedad civil hacia la figura del presidente priísta son cada vez más frecuentes en las redes sociales.

Hace tiempo el Presidente va de salida. Muestra de ello son las ya incontenibles campañas personales que muchos políticos han adoptado en busca de la candidatura a la Presidencia de la República para la elección del 2018. Los adelantados, ante el vacío presidencial,

Incluso del Partido Revolucionario Institucional, donde más prudencia y discreción política deberían mostrar dado a que el mandatario de la Nación es de ese partido, sin embargo hay personajes que ya actúan para lograr la Presidencia. El caso más notorio es el del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

El político hidalguense que despacha en Bucareli inició en septiembre su cruzada en el culto a la personalidad política. No hay otra manera de explicar que más allá de los logotipos de la Secretaría de Gobernación, los del Gobierno federal o los institucionales de la Presidencia de la República, haya decidido crear ex profeso, una imagen oficial alrededor de su persona y su nombre.

En efecto, a partir de la última semana de septiembre el político hidalguense  comenzó a promocionar logros a nombre propio. Con un logotipo que lleva su nombre. Un círculo con la paleta de colores verde y rojo sobre fondo blanco y aun lado destaco en letra negra Miguel Ángel, y más tenue y por debajo, Osorio Chong. Eso, evidentemente y términos políticos, de imagen y mercadológicos, es una campaña personal.

Aun cuando ha evadido proporcionar una respuesta afirmativa de manera sistemática, es de muchos conocido que Osorio lo que quiere es ser el sucesor de Enrique Peña Nieto, convertirse a inicios del 2018 en el candidato del PRI a la Presidencia de la República. De ahí que se colgara la medalla de haber sacado del gabinete federal a quien consideraba su más cercano competidor en el ansia por ser Presidente, el ex Secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso. O que tenga controlado el círculo cercano a Peña Nieto.

La realidad es que el Secretario de Gobernación es el responsable de la política interna, y no ha logrado parar un solo frente contra el Presidente en materia de seguridad. No le ha servido de pararrayos a quien desea suceder, y se adelanta con una campaña personal, en una justa político electoral que es hasta el 2018 y que anticiparla solo responde a la confirmación de un vacío de poder en la Presidencia de la República.

Pero si en el PRI se adelantan como en el caso de Osorio Chong que actúa como tal aunque lo niega públicamente, en el resto de los partidos la situación se aprovecha al máximo. En el Partido Acción Nacional la contienda por la candidatura a la Presidencia de la República inició cuando a Margarita Zavala, le negaron la candidatura a una diputación federal en el 2015. La ex Primera Dama de México arrancó su campaña por la candidatura presidencial por el PAN y se adelantó a todos.

Margarita lleva un camino avanzado que ya quisieran otros miembros de otros partidos políticos (menos Andrés Manuel López Obrador), y al verla de avanzada se alzaron otros azules. El aun Gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, quien se aferra a lograr la nominación y ha emprendido una campaña de retiro del Gobierno poblano sólo para aparecer en medios nacionales, en carteleras por toda la República y en cuanta entrevista se pueda. A la par, destapado en Baja California hace unas semanas, Ricardo Anaya, el joven dirigente nacional del blanquiazul no define públicamente lo que en privado todos saben: que aspira a convertirse en candidato primero y en Presidente de la República después. Con todo y que su lugar de líder nacional le de las ventajas internas que no tienen ni Margarita ni Rafael.

En el PRD, Graco Ramírez, el Gobernador de Morelos, lo ha dicho a quién lo quiere escuchar y a quien no: desea ser candidato a la Presidencia de la República por el partido del Sol Azteca. Igual que Moreno Valle, aprovecha el Gobierno local para tener exposición nacional. Sea con polémicas opiniones, con campañas mediáticas, con giras por sector. El propio jefe del Gobierno de la Ciudad de México intenta hacer lo suyo. Miguel Àngel Mancera aprovecha la exposición que tiene una ciudad como la suya para aparecer por todos lados, por lo menos en los medios nacionales.

De Morena pues ni hablar. Andrés Manuel López Obrador inició la campaña por la Presidencia de México, la tercera en su existencia, el día que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le concedió el triunfo a Enrique Peña Nieto. Y en su movimiento, no hay más gallo que él.

En los esfuerzos independientes, Jorge Castañeda y Pedro Ferriz hacen lo suyo de plática en plática, pasando por conferencia, presentación de libro, de programa de índice y de cuanta invitación les hagan, para hablar de sus intenciones de ser candidatos a la Presidencia de la República.

Los partidos pequeños, los otros, están a la espera que los grandes decidan para hacer alianza con alguno y así asegurar su sobrevivencia, por lo menos económica porque los votos se cuentan por separado.

En efecto, a casi dos años de la próxima elección presidencial, y antes de las elecciones del 2017, hay quienes en el ámbito nacional y ante al vacío de un verdadero Poder Ejecutivo, ya se adelantaron en sus aspiraciones, dejando al Presidente marginado, sin el poder para decir “no se hagan bolas”, minimizado por su equipo, evadido con sus giras en el extranjero del caos que provoca en el país, y atolondrado por su mala fama. A ver quién más se anota.

 

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